Acerca de nosotros

El nombre del hotel “Capitán Suizo” por un lado se debe a la pequeña isla “El Capitán” que se encuentra frente al hotel y por el otro lado al hecho de que la familia dueña del hotel proviene de Suiza “Suizo”.

Capitán Suizo es un Hotel Boutique frente a la Playa en Tamarindo, consciente por el medio ambiente donde está implícito que la naturaleza y los animales están integrados con amor y respeto. El hotel está situado en medio de árboles nativos y entre amplios jardines mantenidos de forma orgánica los cuales atraen y son el hogar de una gran variedad de vida silvestre.

Más del 95% de los 80 colaboradores son costarricenses y la mayoría de ellos son de la región de Guanacaste. Ellos trabajan con alegría y orgullo para asegurar a nuestros huéspedes una experiencia maravillosa en Capitán Suizo.

La gerencia y todo el equipo del hotel estarán muy felices de darle la bienvenida a Capitán Suizo.

Urs Schmid
Familia de los dueños

 

Breve historia y filosofía para aquellos interesados

PALABRAS DE LA FUNDADORA

El nombre del hotel “Capitán Suizo” por un lado se debe a la pequeña isla “El Capitán” que se encuentra frente al hotel y por el otro lado al hecho de que somos suizos “Suizo”. 

Después de 10 años de haber administrado un hotel en una conocida región turística en Suiza, empezamos a buscar un área donde el turismo apenas estaba iniciando. Nuestra visión era grande: un hotel de playa consciente por el medio ambiente y orientado hacia el futuro, en una excelente ubicación, con el ambiente familiar, de categoría mediana a alta, donde la relación precio, servicio y calidad concuerdan, donde existe un ambiente informal y alegre en el que los huéspedes al igual que los empleados se sienten completamente felices. En 1991 encontramos en Costa Rica el lugar donde quisimos realizar este sueño.

En 1992, nos vinimos con nuestros dos hijos de 7 y 10 años y nuestro perro ”Max” a vivir a Tamarindo. El pueblito era sumamente sencillo. Todavía no había televisores, ni bancos, ni recolección de basura. En todo el pueblo solo había tres teléfonos, los cuales por ley tenían que ser públicos. Las vacas, los caballos, los cerdos y las gallinas andaban sueltos. Existía una libertad casi ilimitada para las personas y los animales. 

Nuestra vida se adaptó a las circunstancias: en vez de jugar con nintendo, nuestro hijo construía casitas en los árboles y con la ayuda de los trabajadores de la construcción, tallaba juguetes de madera. A nuestra hija le regalamos un caballo para que no sufriera tanto por la separación de sus amigos. Mi esposo pasaba la mayor parte del tiempo con arquitectos, ingenieros y especialistas en construcción y tenía que armarse de paciencia, sin embargo, yo me dediqué a aprender nuestro nuevo idioma mientras caminaba por nuestra casa de alquiler con una profesora apuntando las palabras para silla, mesa, libro, etc. en español. 

El reto principal para mi esposo y para mí fue la construcción en sí ya que somos hoteleros, pero nunca antes habíamos tenido la experiencia de una construcción. Sin embargo, siendo “suizos de verdad”, la buena calidad y la estabilidad de la construcción fueron esenciales para nosotros. En algunas partes hicimos las bases de concreto tres veces más profundas de lo requerido. Aquí en Guanacaste difícilmente había máquinas para construcción. Las únicas máquinas que tuvimos nosotros fueron dos batidoras de cemento y una excavadora para hacer el hueco para la piscina. Cuatro ebanistas en diferentes lugares del país elaboraron los muebles para Capitán Suizo. Los fuimos a visitar regularmente para ver el progreso del trabajo. Una gran parte del mobiliario fue hecho por nosotros mismos en el sitio con ebanistas locales. Nuestro deseo de obtener buena calidad y la falta de maquinaria fueron las razones principales por la cual la construcción tardó tres años y nuestra vida se transformó de vez en cuando en una aventura. 

Fueron tiempos muy intensos, instructivos y a menudo también extremamente difíciles, pero nuestro equipo, a veces de hasta 70 trabajadores, nos acompañó contra viento y marea y tuvimos la mejor oportunidad para conocer y valorar la amabilidad de los costarricenses desde muy cerca. 

Cuando los primeros bungalows habían sido terminados empezamos a alquilarlos. Los huéspedes tomaron fotos y filmaron la construcción, nos recomendaron a sus amigos y volvieron durante los próximos años. De esta forma ya tuvimos cierta clientela habitual cuando en 1995 abrimos el hotel de manera oficial.  Como hoteleros nuevamente nos sentimos en nuestro elemento familiar y llenos de alegría y entusiasmo organizamos la empresa hotelera. Muy pronto contamos con una excelente ocupación y con muchos huéspedes frecuentes y nos sentimos totalmente felices. Por la educación formal de nuestros hijos, en 1998 nos fuimos a vivir a Suiza. A diario estuvimos en contacto con el hotel y viajamos a Tamarindo en turnos. 

Entre nuestras estadías dejamos el hotel por periodos de 6 a 8 semanas en las manos de nuestros 55 empleados, bajo la responsabilidad de Vinicio Hidalgo, quien ya había empezado a trabajar con nosotros durante la etapa de la construcción y quien ganó nuestra confianza total. Hoy en día la gerencia consiste, de la forma más linda e ideal para nosotros, de tres personas maravillosas quienes nos apoyan con sus consejos y hechos y con esfuerzos incansables.                                                                                                                                                                                                                   

Puede haber amor para los animales, los árboles y el zacate e insectos también

- del Budismo

Durante la etapa de la construcción alquilamos una casa cercana de la cual fuimos los primeros inquilinos. La casa estuvo desocupada 6 meses después de haber sido construida. En una estructura hueca entre las paredes, anidaban innumerables insectos. En esta casa conocimos tipos y clases de insectos de todas formas, colores y tamaños y cada vez estuvimos cada vez más fascinados por ellos. 

Costa Rica es un país con una gran diversidad de especies por km2 y no nos sorprendió que algunas instituciones hayan recibido distinciones por sus esfuerzos en conservarlas, protegerlas y conocerlas; tal es el caso del Instituto de la Biodiversidad (INBio) quien recibió en 1994 el premio de “Biología de la Conservación” otorgado por la Sociedad de Conservación de los Estados Unidos y en 1995 el “Premio Príncipe de Asturias” en Investigación Científica y Técnica otorgado por la Fundación Príncipe de Asturias de España.

Nuestro amor para los animales en general, el respeto a este pequeño país el cual ha destinado 25% de su área total bajo protección, asícomo nuestra comprensión creciente para la relación entre plantas, insectos, animales y seres humanos fue decisiva para que no apliquemos químicos en el jardín.  Apoyamos el mensaje “que no hemos heredado el planeta de nuestros padres, sino que lo estamos tomando prestado de nuestros hijos” y, por ende, hacemos el esfuerzo para tratar al medio ambiente con el cuidado adecuado.

En la casa que alquilamos no había televisor ni aire acondicionado y en vez de ventanas había cedazos. De esta forma disfrutamos de las noches tibias de Guanacaste y en las madrugadas nos despertamos con el sonido de las aves, los aullidos de los monos, el canto del gallo y el murmullo del mar. En seguida nos dimos cuenta de la encantadora y abundante naturaleza de Costa Rica y lo relajante que la vida natural puede ser. Esta experiencia también la quisimos ofrecer y trasmitir a nuestros huéspedes. Optamos por un estilo de construcción el cual permite que la brisa del mar pueda pasar por las habitaciones libremente, con suficiente ventilación y puertas de correr para que la habitación esté lo más abierta posible hacia la naturaleza.  

Gracias al hecho de que por obligación no teníamos televisor, tuvimos la oportunidad de experimentar lo relajante que es no consumir diariamente información, muchas veces negativa, pero en su lugar dedicar el tiempo a conversaciones valiosas, a leer libros interesantes y a observar y disfrutar de la naturaleza. Una gran cantidad de huéspedes quienes estuvieron con nosotros durante el tiempo de la construcción lo vieron del mismo punto de vista. Por lo tanto, la decisión ¿Televisor sí o no? fue fácil. Tomamos la decisión de quedarnos sin televisor e involuntariamente se hizo parte de nuestra filosofía.

También tomamos conciencia respecto a los rótulos de regulaciones y prohibiciones. Decidimos mantener la cantidad de rótulos en el hotel lo más baja posible, de modo que cada huésped pueda relajarse “a su manera”.

En Suiza vivíamos a una altura de 1,800 metros, donde en primavera, después del deshielo, hay que “chinear” prácticamente cada  lechuga para que llegue a desarrollar un tamaño aceptable hasta el verano. Esa es probablemente una de las razones principales por las cuales la naturaleza abundante y fértil de Costa Rica nos impresionó y la admiramos con respeto. Dejamos los árboles nativos que se encontraron en nuestra propiedad en su lugar y construimos debajo o a la par de ellos. En nuestra finca, ubicada a 17 kilómetros de distancia, hemos empezado a reforestar para devolverle a la naturaleza con intereses lo que ella nos facilitó en madera. 

Los costarricenses con razón pueden y deberían estar orgullosos de su bello país y políticamente estable. La mayoría de nuestros 61empleados viene de los pueblos vecinos. Cuando usted habla con uno u otro de ellos, puede conocer sobre el país y su gente. Además, en conversaciones con los “Ticos”, se va a dar cuenta que en muchos casos trascenderá inevitablemente su forma de ser alegre, de gran corazón y el concepto despreocupado y optimista de la vida, lo cual puede ser muy agradable y pegadizo. Alguien lo formuló en nuestro libro para huéspedes de la siguiente manera: “Gracias al manejo suizo nos decidimos por el hotel Capitán Suizo y gracias a la dulzura de los Ticos regresaremos”. ¡Sean cuales fueran sus razones para llegar a nuestro hotel – apreciamos mucho, que usted está con nosotros y le deseamos una estadía relajante e inolvidable!

Ursula Schmid
Tamarindo, 2005